Comienzo a publicar en eLespañol con una anécdota del filósofo José Antonio Marina que considero graciosa a la par que constructiva.
El Señor Marina narró hace unos días en la entrega de los premios San Viator, en Madrid, cómo fue su primer día de clase en Estados Unidos. Al parecer, nada más entrar en el aula, el profesor contó a sus alumnos que había pasado todo el verano enseñando a hablar a su perro.
En un principio todo fueron caras sonrientes e incrédulas; sin embargo, ante la reacción de los alumnos el profesor les contesto: -¿Quieren verlo?, tengo a mi perro aquí afuera. Los allí presentes no tardaron en contestar con un sí rotundo. Así el can entró en la clase y se acomodó.
Los minutos pasaban y el perro no parecía emitir ninguna palabra. Un avispado chico se atrevió a decirle al docente: -Señor, este animal no habla.
El profesor le contestó: -Les he dicho que le he enseñado a hablar, no que haya aprendido. Aquí tienen la primera lección del día.
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